ALGUNOS CERAMISTAS CONOCIDOS EN LA PRIMERA ÉPOCA DE LA CERÁMICA TALAVERANA: ANTONIO DÍAZ

Botes de cerámica jaspeados, una de las series objeto del ensayo de Jerónimo Montero. Colección del Museo de Valencia

Antonio Díaz es uno de los alfareros talaveranos que intervienen en los ensayos del sevillano Jerónimo Montero. Considera el especialista M.Maroto  que Antonio Díaz es el autor de la obra cerámica de la parroquia del pueblo de Domingo Pérez, que yo extendería por su gran similitud a las de Erustes y Nombela, datadas ambas en 1567. El padre Vaca y Ruiz de Luna nos dan algún dato más sobre este ceramista, así como sobre otros que participaron en aquel experimento que fue un hito en el nacimiento de la cerámica talaverana renacentista: Melchor Talavera, Juan de Figueroa y Juan Fernández. Estos ceramistas y otros cuyo nombre desconocemos ya fabricaban alfarería en Talavera en el momento en el que nace la mayólica que haría famosa a la ciudad.

De Antonio Díaz aventuraba el padre Vaca que “tal vez era el dueño de alfar mejor y más reputado” en la época y por ello fue elegido para los experimentos ordenados por Felipe II en Talavera realizados por Jerónimo Montero. Un testigo afirma en los documentos que a un criado suyo “le vido llevar ciertos metales a casa de Antonio Díaz alfaharero y los echaron en una gradilla y los quemaron con estaño donde vino a sacarlos y echarlos en sus panecitos de casa del dicho Antonio Díaz y se cocieron en el horno y se molió el dicho vedrio en el molino del dicho Antonio Díaz y después de molido lo vedrió el dicho Antonio Díaz en cuenta labor que se tomó de casa de Juanes Figueroa alfaharero, y allí sobre el dicho vedrio se pintó de azul y se salpicó y se pintaron otras colores y este testigo vido vedriar jarros y platos y escudillas y borcelanas y asimesmo lo vido pintar y salpicar y vido asimesmo asentar su nombre del dicho Jeronimo Montero en cada pieça y otras letras que dizen Talavera y que las mismas señas y letras contenidas en el dicho pedimiento este testigo las tuvo muchas dellas en la mano para que las escribiese y que así mismo entre las dichas pieças ay platos y escudillas blancas y que lo sabe este testigo por lo que dicho tiene y porque este testigo es oficial del barro y vedrio”

Azulejos de cerámica talaverana que decoran una pilastra de l iglesia de Domingo Pérez. Datada en 1577

Otro testigo dice así mismo “cómo el dicho Geronimo Montero trajo ciertos metales y materiales a casa de Antonio Diaz alfaharero vezino desta villa y que hizo su emboltoria (¿mezcla?) para hazer vedriado en el horno y lo coció y después de cocido lo molió y hizo panecitos e los molió e vedrió el dicho Antonio Diaz ciertas pieças de vedrio en casa de Juan de Figueroa, alfaharero, las quales pieças este testigo pintó de azul e las vido jaspear a vn compañero deste testigo y supo que otro official de pintura avia pintado otras pieças de colores en el mismo vedrio que son platos y escudillas y jarros y porcelanas y puso el dicho Geronimo Montero vnas letras de su mano en las pieças escritas del mismo azul que dizen su nombre y otras talavera y que estas letras son las contenidas en el dicho pedimiento porque las ha visto y conoce y se las vido escribir” Testimonios de los que se deduce que no se hicieron ensayos con azulejos. Pero sí aparece una curiosa referencia a el salpicado o jaspeado de las piezas, una primera alusión a una de las series más primitivas de la loza talaverana: la jaspeada.

En 1595 acomete junto a su sobrino Hernando de Loaysa “como mancomunado” la fabricación de la azulejería del palacio del Infantado en Guadalajara. En 1604 otorga poderes para cobrar una deuda de 517 reales que le debía por los azulejos de un patio en Madrid de un tal Pedro Medina. En 1614 se obliga a pagar 4687 reales por 1811 libras de estaño a 88 maravedíes por libra. En 1615 un vecino de Almorox se obliga a pagar 147 reales por cuatro cargas de vidriado “de toda suerte” y ese mismo año otro vecino del mismo pueblo se obliga a pagar a Antonio Díaz y Álvaro de Talavera 655 reales por cuatro cargas de vidriado “blanco y pintado”.

Uno de los paneles de azulejos del Palacio del Infantado de Guadalajara cuyos autores fueron Antonio Díaz y Hernando de Laoysa

Ese mismo año fallece y heredan el alfar su hijo, también llamado Antonio Díaz, y su mujer María de Cazalegas, que contrae más tarde matrimonio con otro alfarero Francisco Muñoz de la Ballesta. En 1621 se documenta un acuerdo para tomar un aprendiz por 6 años. También ese mismo año paga 566 reales por 21 carretas de plomo traído de Sevilla. Compra también seis carros de retama para sus hornos con 102 haces cada carro. En 1625 un vecino de Toledo se obliga a pagar 140 reales por dos cargas de vidriado. En 1629 pide una rebaja en su impuesto de la alcabala por haber estado ausente ese año en Valladolid por ciertos pleitos.

Panel de azulejos de repetición en la iglesia parroquial de Erustes