DONDE LA CELESTINA ECHABA GASOLINA

Hoy traemos al Museo de los Horrores el estafermo que permanece en pie en la plaza de El Salvador.

Espantosa estructura en la Plaza del SalvadorLos vecinos, con muy buen criterio, han calificado al invento de «gasolinera» por ser una estructura de hierro con azulejería más digna de un anuncio de Nitrato de Chile que de la tradicional cerámica renacentista del Imperio Español, aunque lo que aquí impera es el más gusto y el sin sentido.

Una plaza es por definición un lugar de encuentro, un lugar abierto donde sobran paredones, hierros y escalinatas, y que tal vez en otro lugar fuera aceptable, de mucha modernidad e ingenioso efecto, pero no aquí.

Fotografía de los restos de Fernando de Rojas en el momento de su descubrimiento

 

Otra visión del petardo con la iglesia de El Salvador al fondo

En esta plaza se encuentra uno de los cuatro monumentos del mudéjar de Talavera, la iglesia de El Salvador, que como todo el mundo sabe es lo que mejor combina con la estética Campsa del petardo que nos endilgó el anterior ayuntamiento.

La plaza de El Salvador en los años 70 antes del desaguisado

En la parte posterior de la fotografía se observa el escaparate de algo muy bien traído al caso, una carnicería. Pues bien, el solar de ese edificio ocupa el del antiguo convento de la Madre de Dios donde fue enterrado Fernando de Rojas, alcalde de Talavera y autor de la segunda obra más universal de la literatura española, «La Celestina».

Fachada del desaparecido convento de la Madre de Dios, donde fue enterrado Fernando de Rojas

Pero en eso no han caído, tal vez porque ni lo sepan, y por ello ni un monumento, ni una referencia, ni una humilde placa al inmortal autor que debería ser orgullo de la ciudad. Eso sí, los alcaldes de Talavera se ponen calles y placas unos a otros al acabar sus mandatos, merecidamente por supuesto, pues todos conocemos el estado calamitoso en el que han dejado unos y otros a su ciudad.

Grabado en una de las primeras ediciones de La Celestina